¿Por que leer Los Hermanos Karamasov de Fiodor Dostoievski?

Fiodor Dostoievski - 1872

Un buen recuerdo de la infancia puede colmar tu vida de felicidad. Si pudiésemos valorar la obra de Fiodor Dostoievski (ruso, 1821 – 1881) esta primera frase que les presento, denota en una amplia gama de conceptos y definiciones el mensaje que nos manda al subconsciente la obra de este maravilloso autor que ha escrito obras cumbres universales las cuales toda persona que tenga algún interés en conocer a fondo el pensamiento del ser humano con respecto al proceder de este ya sea bueno o malo, debe comenzar a leer.

El libro que les presento en esta ocasión, Los Hermanos Karamasov, del autor citado, tiene una muestra muy completa de la psicología del hombre en todas sus facetas, ya sea política, social o religiosa. Un padre disoluto que ve a sus hijos como parásitos, y tres hijos que crecieron sin afecto paternal sentando las bases del ateísmo y el agnosticismo para dos de ellos y salvando su alma uno, el menor, el cual acepto las caricias y abrazos espirituales del ser supremo invisible que ha hecho de padre y madre desde los inicios de la civilización en la que el concepto de familia empezó a florecer y en el cual el hombre, el varón, el macho, se ha negado instintivamente a aceptar, copulando de hembra en hembra justificando su concupiscencia en la ley de sobrevivencia que le dicta la naturaleza al animal.

 El libro se publicó en 1880 pero son tan aceptadas sus aseveraciones en el presente como me atrevo a decir lo puede ser en el pasado, allá cuando el ser humano se dio cuenta que podía jugar a ser Dios y aprovecharse de las masas carentes de opiniones propias. La siguiente frase de un personaje de un poema creado por un personaje de la novela, el cual no cree en Dios y mucho menos en las virtudes de los hombres (el hijo ateo) puede darnos una idea de cómo hombres de amplio dominio de retórica y ambiciones de poder a lo largo de la historia se han aprovechado de su intelecto para dominar a las muchedumbres necesitadas de espiritualidad desencadenando una serie de arrebatos y crueldades muy propia de mentes desquiciadas que no tienen ningún alto moral en sus conciencias llenas de turbulencias y oscilaciones entre el bien y el mal:

“Sólo hay tres fuerzas capaces de subyugar para siempre la conciencia de esos débiles revoltosos: el milagro, el misterio y la autoridad.”

Muchos seres viles y llenos de odio por carencias del afecto primero, el de la infancia, han pisoteado a muchedumbres haciéndose pasar por los dueños de la fe, dando muestras de aparentes milagros y guardando la verdad para ejercer dominio sobre los necesitados, estos seres malignos están en todas partes, se esconden tras la fe, y nos muestran sus garras cuando se alimentan de los débiles proveyéndoles de esperanzas falsas para quedarse con sus mentes y sus cuerpos. Por este tipo de seres y por sus actos se ha desprendido un desprecio generalizado en nuestros tiempos hacia todo lo que implica religiosidad tal y como sucedió en los días de Jesucristo devolviéndonos este la espiritualidad y el amor verdadero, abriéndonos los ojos ante el materialismo religioso que tiende a confundir la prosperidad material con la prosperidad espiritual.

 Y es que las necesidades espirituales a veces no son tomadas muy en serio por los pensadores actuales, Dostoievski demostró y sigue demostrando que la humanidad no puede experimentar la  felicidad dejando vacía esa parte de nosotros que se aferra a creer en un ser supremo que nos guía hacia el amor y la esperanza como un cariñoso padre el cual nunca nos va dejar por vacuos deseos sensuales ya que este padre amoroso no es uno como nosotros sino un ser superior que cumple con su palabra y que jamás nos dejara desfallecer; que nos enseña virtudes necesarios para llegar a parecernos a él y que además nos muestra los diversos castigos y sufrimientos que padeceremos sino cumplimos con sus preceptos que al fin al cabo son para nuestro bien. El menor de los hijos se aferra a esta idea de amor y sacrificio que se refleja en la cruz del calvario donde un hijo o padre amoroso entrega su vida para la salvación de todas las almas sedientas de amor el cual se les fue negado desde los inicios cuando el error de uno fue causa de muerto para todos. El que se le niegue el amor al padre no quiere decir que también se le deba negar el amor al hijo, o al prójimo.

Se de intelectuales ateos que malvivieron sus vidas, y de agnósticos modernos que llevan una vida relativamente tranquila, ambos grupos han hecho grandes aportes culturales a la humanidad pero muchos de ellos están claros sino convencidos de que las diversas ideologías inventadas por el hombre solo pueden funcionar por la disposición del mismo hombre, y que a pesar de las tempestades de la vileza humana el amor por el prójimo es el único precepto del cual se desprende todas las formas que pueden darse del abstracto pero confortante concepto de felicidad.

La noción de parricidio que muestra Dostoievski en este hermoso relato se vuelve muy complejo hasta llegar al borde del arrebato, tal vez trata de justificar el proceder de los hijos ante el egoísmo y la indiferencia de los padres, cosa que no cabe dentro de la racionalidad de las leyes terrenales, pero lo que si exalta y es una de las cosas por lo cual te incito a leer esta extensa novela y lo entiendo así es que, el hecho de creer en una fuente de amor invisible no te hace inculto ni mucho menos incauto, sé que es difícil para mentes esclarecidas pero esta creencia ha sido parte de nosotros desde que tuvimos conciencia del firmamento y seguirá siendo parte de nuestras vidas al menos hasta que aprendamos a dar amor verdadero a nuestros hijos, llegándonos a perfeccionar según los deseos del amoroso padre espiritual.

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