Voltaire |
Que alguien tome la palabra en una reunión, ya sea familiar, laboral, religiosa o festiva y diga que cree en Dios como creador del universo pero que este no incide de ninguna forma en nuestras vidas, sería tachado de hereje o simplemente ignorado en el común de los casos. Esa forma de pensar es deísmo y Voltaire (1694-1778) se identificaba con ella. Con un amplio sentido de justicia no veía como Dios podría intervenir con las decisiones que tomamos y mucho menos con las leyes de la naturaleza creadas por el mismo. Creía Voltaire que con la razón y la inteligencia, regalo poderoso de la naturaleza podríamos mejorar nuestro nivel de vida haciendo uso de la ciencia y la tecnología y que para alegrar la existencia nos deleitáramos con las artes. En esta fórmula no cabe la intervención divina por lo tanto las religiones ya obsoletas no contribuyen con el progreso y menos con la creatividad, usando palabras actuales y tratando de interpretar el pensamiento de este filosofo de la ilustración.
Cándido, cuento filosófico publicado en 1759, nos muestra la parte buena y justa del hombre de paz, que al no tener malicia ni verla reflejada en los demás, peca por inocente y es pasado por tonto e ingenuo ante los ojos de ricos, pobres, sabios, ignorantes, bondadosos y pérfidos. Cándido, hombre de inocencia infantil, no logra comer de la fruta del bien y el mal hasta pasar por todo tipo de agravios en la búsqueda de su amada. Se debate entre el pensamiento optimista, natural en él, y el pesimista al cual no logra entender hasta hastiarse de la podredumbre del mundo y llegar a una proverbial conclusión de que las calamidades de la vida como lo son: el aburrimiento, el vicio y la necesidad, solo logran combatirse con el trabajo.
Un libro sencillo, de lectura rápida, pero de pensamiento profundo y lastimosamente vigente, pues más de dos siglos después de su publicación aun los buenos sufren injusticias y la malicia reina en los que ostentan el poder. Siendo todavía el debate si la maldad es esencia pura del hombre la que debe moldearse para bien por medio del conocimiento y es esparcimiento o que es un derrotero más de los designios de Dios, en el que todo está escrito y ya nada puede hacerse. Entonces mientras se espera el juicio final trabajemos y disfrutemos de nuestro trabajo.
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